Ya la luna trepa y se alza sobre Corrientes y bajo ella buenos aires somos vos aquí y yo ahora. Ella es redonda y él, obelisco: un balero gigante, mágico y pornográfico.
Muchas personitas circulan de acá para allá, diminutas e inverosímiles, entre ellos dos almitas (una tuya, jovencita; otra mía, lo que soy) transitan inmóviles el CAMINO.
La luna observa curiosa a esas personitas que contando sus riquezas se apuran un sábado más para llegar a sus metas. ¡Ay, qué bien definidas están! Son inteligentes, pero ¡ay! le temen a la oscuridad. En cambio a mi, con mi confusión y torpeza, la luna enarca un ceja, me cuenta un secreto y deja de brillar.
En la penumbra me aferro a tu pasional pecho maternal y te protejo con un sensual beso paternal. No tengas miedo, te digo, en la noche está la puerta a toda maravilla. Si vos me das tu mano, yo te invito a CAMINAR.
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