Desprendiéndose, resbala
la gota de savia rica
yendo al centro de tu cuerpo,
como una espesa lágrima
que recorre taciturna
una profunda mejilla,
sobre un punto diminuto,
que en tierra fértil había,
buscando nido seguro,
cae la tierna semilla.
Desde algún lugar oculto
se abre camino la vida.
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